sábado, 5 de agosto de 2017

VIVA EL GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ



El General Juan Vicente Gómez, resultó más justiciero para la sociedad venezolana que los líderes de 1928, creadores de esta democracia en la cual los abismos sociales se han acentuado hasta la ignominia.

El título de esta nota no es una ironía. Lo he escrito en serio. Bajo Juan Vicente Gómez los pobres de la tierra como los llamó José Martí en sus “Versos Sencillos” vivían mejor que ahora. Tenían unos hospitales sin muchas pretensiones, con médicos que no ostentaban diplomas de Harvard o la Sorbona, pero les curaban las enfermedades. Ahora hay médicos eminentísimos que sobrecogen por la profundidad de su ciencia pero al servicio de las matronas de la alta sociedad que puedan pagar una consulta de diez mil bolívares.

En tiempos de Juan Vicente Gómez, se iniciaron las actividades desde el Banco Obrero que fue poniendo casitas más o menos decentes en el cinturón de las ciudades. Ahora el pobre sólo tiene la alternativa del rancho, cada vez más grotesco porque no existe el Banco Obrero (un hijo del ex Presidente Velásquez fue el último en disfrutarlo) y las casas que construye la iniciativa particular son apenas accesibles a los millonarios. Ya no hay universidades para el pobre, que sí las había bajo Gómez, porque ellas apenas resultan viables para la clase media, incluso las autónomas. Y no hay liceos ni escuelas. El viejo Gómez empezó a crear liceos en el país que ahora no siguen apareciendo porque la educación es un negocio fantástico. La sociedad tiene dos polos, el de los satisfechos que viven en la civilización y el de los otros, la inmensa mayoría que se suma en la barbarie, producto de la miseria.

El General Juan Vicente Gómez, resultó más justiciero para la sociedad venezolana que los líderes de 1928, creadores de esta democracia en la cual los abismos sociales se han acentuado hasta la ignominia. Aquel estado de Gómez, el estado benefactor que construía escuelas y hospitales, que erigía viviendas y donde ni la salud ni la educación eran negocios, resultaba menos malo para los pobres que éste de ahora. Los líderes han resultado en el gobierno de lo peor que haya tenido la sociedad venezolana en toda su historia. Son como los Guzmán Blanco de esta época, verbosos, demagogos y ladrones que hablan de las libertades, inexistentes por lo demás, mientras el pueblo sucumbe a flagelos contra los cuales no tiene defensa alguna.

Los líderes del 28 y los partidos que ellos fundaron han hecho un milagro a la inversa. Han resucitado al brujo, han multiplicado el rancho, han renovado el analfabetismo. En los umbrales del siglo XXI, Venezuela retrocede al siglo XIX en algunos casos, y al siglo XVI en otros. Estamos en el siglo XXI cuando visitamos la urbanización donde el médico de una clínica cara nos muestra todos los aparatos que ha inventado la civilización pero pasamos al siglo XVI en el rancho donde se duerme en yacija y se cocina con leña.

Juan Vicente Gómez, a su manera y en su tiempo, hizo algo por remediar estas cosas, más que estos líderes cuyos discípulos actuales bien merecen el repudio de la justicia.

(Publicado en el periódico “Últimas Noticias”, el 1 de marzo de 1994).

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