EL REFUGIO INFANTIL
Entre
las obras perdurables y de universal renombre que marcará en la Historia la
Causa de la Rehabilitación, hay una enorme trascendencia moralizadora: la
recogida de esos niños, seres anónimos a quienes el destino puso en la calle, y
que eran viviente rémora de la sociedad que sólo veía en esas almas inexpertas
y abandonadas un futuro peligro para la paz y la tranquilidad de los
ciudadanos.
El
Refugio Infantil para varones, Instituto que tiene su sede en la floreciente
capital aragüeña, en amplio y confortable edificio construido como para el
benéfico objeto a que está destinado, será, gracias a la previsora mirada del
General Juan Vicente Gómez, que sabe escudriñar en el porvenir, un rico vivero
de enseñanzas prácticas y lugar disciplinario de actividades humanas, hurtadas
sabiamente al espíritu de vagancia que algunos, aunque injustamente, han creído
observar en el alma y en la étnica del venezolano, y que sólo obedecía a la
falta de institutos como éste.
Entre
esos niños que la piedad oficial ha recogido habrá, indudablemente, más de una
clara inteligencia, ya que también es de esencia en el ente venezolano el ser
inteligente, y que deberá su liberación a las garras del vicio al actual
Presidente de la República, honesta profesión, saber leer y escribir, y en fin,
vida útil a los intereses de la comunidad.
El
amplio y confortable edificio, en medio de la pompa tropical que adorna a la
ciudad de Maracay, consta de muchos departamentos: patios desplayados para los
necesarios ejercicios al aire libre de los alumnos y que constituirán la
educación física, confortables comedores, depósitos de ropa y demás útiles,
salones de estudio, aulas para las clases y dormitorios ventilados.
Para
la inauguración de tan benéfico Instituto fue hábilmente escogido para llevar
la palabra de orden el elocuente orador presbítero doctor Carlos Borges, quien,
como suyas, dejó caer finísimas perlas de nítido oriente, al loar esta obra
portentosa de la Rehabilitación, que no es sólo de justicia patriótica sino de
caridad cristiana.
El
orador anunció como digno coronamiento de esta obra de caridad y de
patriotismo, la creación de un instituto similar y también de imprescindible
necesidad como será el “Refugio Infantil para hembras”, que sólo espera el
personal docente que aún no ha llegado y que al estar en vigencia constituirá
otro timbre de honor para la actual Administración.
(Publicado en la Revista “Billiken”, el
20 de diciembre de 1924).
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