martes, 5 de junio de 2018

ARGENTINA: EL PRESIDENTE JUAN VICENTE GÓMEZ Y LA GRAN PROSPERIDAD DE VENEZUELA


El Excelentísimo Sr. Don Eduardo Colombres, Ministro Plenipotenciario de la República Argentina en Venezuela, destacada personalidad de la diplomacia de la Nación del Plata. Revista "Billiken", Año 1933.

DIARIO INDEPENDIENTE “LA PALANCA” DE LA TARDE. 
EDICIÓN EXTRAORDINARIA EN HOMENAJE A VENEZUELA. 
(BUENOS AIRES, 20 DE DICIEMBRE DE 1933).

Asómbrense los argentinos: ¡Venezuela no tiene deuda externa alguna y su moneda es la más sana del mundo!

La República Argentina admira y ama a su gran hermano del Norte y al Presidente General Gómez que tantos títulos tiene al cariño de su país y a la admiración continental.

Resulta admirable el estado de brillante prosperidad que el Presidente Gómez ha sabido corregir y mantener para su patria enfrente de la más temible depresión que se conozca en la historia humana, la paz inalterable en que ha sabido mantener a la familia venezolana unida como un solo hombre en torno a su héroe epónimo, el respeto que han debido guardar las naciones extranjeras a la soberanía de Venezuela, celosamente defendido por un guardián tan ilustre y lleno de bizarros prestigios consulares y por contraste la situación de otros países del continente que aún no han podido cimentar su estabilidad interna y regular el maduro desarrollo de su personalidad internacional.
Una tan bella situación de prosperidad económica, de paz conciliadora pero firme en el orden interno, de seguridad y de respeto para Venezuela en el orden internacional y de ejemplo elocuente y correctísimo para los demás pueblos continentales: tal es la obra sintética del General Gómez como fruto del ejercicio del poder en Venezuela. Gestión eficaz para Venezuela a punto tal que no tiene parangón desde la obra heroica de la gesta libertadora de los padres de la nacionalidad hasta los mismos dinteles de la hora contemporánea.
El Presidente Gómez es un auténtico grande hombre en funciones solemnes de amalgamador de las mejores tradiciones de Venezuela para formar con ellas un ideario romántico de acción altruista, pacífica, bondadosa, fructífera, pero firme en sus líneas generales de gobierno respetable y respetado pero fuerte y de una íntegra conducta inalterable.
La excepcional personalidad del Presidente Gómez que ha gravitado durante tanto tiempo sobre la vida pública de Venezuela y por repercusión sobre todos los países del continente, se ha prestado para que se difundieran hasta el detalle sus más acentuadas características psicológicas bajo el aspecto de su reflejo en la acción pública y en el ejercicio del gobierno.
De carácter sencillo y sin apego alguno a las exteriorizaciones extraordinarias en el boato del mando, el Presidente Gómez es sencillamente un patriarca en la acepción sudamericana que dan a este vocablo. Su temperamento es noble, conciliador, amigo de su pueblo en el sentido integral y por ende de sus clases laboriosas por excelencia. No hay dolor que no le conmueva y que no trate de remediarlo en la órbita de su supremo celo por el bien público.
Amigo decidido de las letras y de los intelectuales, Venezuela le debe el apoyo material necesario para su mentada supremacía literaria sobre la mayoría de los países del continente, pues él ha propiciado la protección en todas sus formas de las artes, de las ciencias y de las labores del espíritu.
Su perspicacia y su singular conocimiento de los hombres, su rápido genio para discriminar políticamente, su certera visión y poder intuitivo de penetración en las intenciones de los hombres así como su tacto para saber preservar en horas de preocupación pública de todos los escollos a la nave del Estado, le pintan como un temperamento verdaderamente extraordinario y como un milagroso conductor providencial que el destino, que el buen destino puso a disposición de la patria de Bolívar en un momento álgido de su historia contemporánea.
El Presidente Gómez está al corriente de los menores detalles de la cosa pública: no hay reclamo de su pueblo que no llegue a sus oídos ni preocupación efectivamente popular que no sepa atenderla, encauzarla, interpretarla, resolverla de acuerdo a las conveniencias colectivas y al interés de toda la Nación.
De este singular y maravilloso conductor de hombres y de pueblos se cuentan anécdotas extraordinarias, algunas de las cuales lo pintan con todos los aspectos de un sorprendente adivinador de los hechos por venir debido a una genial intuición unida a una sagacidad sin comparación alguna, superior a la de los más famosos caudillos de la Historia.
Venezuela ha llegado al apogeo de su prosperidad y de su riqueza bajo el impulso brillante de la gestión del Presidente Gómez que ha abierto todas las fuentes de producción de la república atrayendo los capitales extranjeros y ofreciéndoles las más amplias garantías de estabilidad y de protección.
Sus célebres pozos de petróleo han hecho de Venezuela un poder mundial efectivo que podría ser tal y mantenerse así exclusivamente por su sola existencia y el Presidente Gómez ha sido el que ha dirigido y favorecido su utilización en defensa del patrimonio nacional.
Asómbrense los argentinos: ¡Venezuela no tiene deuda externa alguna y su moneda es la más sana del mundo! Y esta envidiable situación sin parangón con ninguna otra nación en el transcurso de los siglos, se ha propiciado y mantenido por la administración del General Gómez como uno de sus más brillantes galardones.
Un país que tiene tan honrosa situación material y tan sabios gobernantes merece un gran destino, pues ha sabido labrárselos al confirmar como guías a gobernantes y ciudadanos tan calificados para el rápido ejercicio del gobierno de los pueblos.
Ninguna cuestión internacional ensombrece el presente ni el porvenir de Venezuela. País sinceramente pacifista, sus dificultades se entregan al arbitraje cuando llegan a existir, habiendo tenido la honra de presidir el Consejo de la Sociedad de las Naciones. Su prestigio continental revela el afecto y la admiración que su historia y su grandeza actual merecen a los países hermanos del continente.
La República Argentina admira y ama a su gran hermano del Norte y al Presidente General Gómez que tantos títulos tiene al cariño de su país y a la admiración continental. Posee en este país sinceros amigos de la justicia que saben discernirle el más alto título a que puede aspirar un hombre de gobierno: el de haber hecho por su pueblo el máximo de bien que es factible humanamente hacerle por el esfuerzo contraído de cinco lustros de sacrificios por la prosperidad de todos.
(Publicado en el periódico “El Nuevo Diario”, el 25 de febrero de 1934).

1 comentario:

  1. ESTO NO LO PUBLICA NI PUBLICO NINGUN REGIMEN O GOBERNANTE POSTERIOR A GOMEZ. NO LES CONVENIA NI LES CONVIENE. SI NO ES POR TUS PUBLICACIONES, RAFAEL, NADIE SE ENTERA DE LA VERDAD HISTORICA DE NUESTRO PAIS. TE FELICITO NUEVAMENTE!1
    TU TIO JORGE

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