El Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la
República de Venezuela, ordenó la construcción del hermoso Arco de Triunfo
ubicado en el glorioso Campo de Carabobo en 1921 y, posteriormente, el
magnífico e imponente Monumento en 1930, conocido como el “Altar de la Patria”.
El General Juan Vicente
Gómez, presente en el Campo de Carabobo, el 24 de junio de 1921, inaugurando el
imponente Arco como homenaje a los héroes de la independencia de Venezuela en
el Centenario de la Batalla de Carabobo.
EL ARCO DE CARABOBO INAUGURADO EN 1921
Para las festividades del
Centenario de la Batalla de Carabobo en el año 1921, el General Juan Vicente
Gómez decretó el día 23 de marzo la construcción de un "Arco de
Triunfo", cuyo proyecto fue realizado por el arquitecto Alejandro Chataing
y el ingeniero Ricardo Razetti, compartiendo este último la dirección de los trabajos
con el ingeniero Manuel Vicente Hernández durante los tres meses que duró la
construcción. El Arco de Triunfo fue inaugurado el 24 de junio de 1921.
El Arco
de Carabobo durante su histórica construcción ordenada por el Benemérito
General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, en 1921.
DECRETO DE SU HISTÓRICA CONSTRUCCIÓN:
En el presente año habrá de celebrarse el centenario
de la gloriosa Batalla de Carabobo, espléndida victoria de nuestro Libertador
Simón Bolívar, que aseguró la existencia de la República, por tal motivo, el
Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República y Comandante
en Jefe del Ejército Nacional, animado siempre del más puro patriotismo y del
noble propósito de exaltar la gloria de los héroes de nuestra Independencia, ha
excitado al Ejecutivo Federal a que ordene la erección de un Arco de Triunfo en
el propio sitio donde se libró aquella jornada memorable.
DECRETA:
Artículo
1°. Eríjase un Monumento en el Campo de Carabobo, que
perpetúe el recuerdo imperecedero del magno hecho de armas allí realizado el 24
de junio de 1821, y que sea digno de los vencedores en aquel campo inmortal.
Artículo
2°. Se adoptarán para dicho Monumento las inscripciones
indicadas por el Congreso de Cúcuta, en su Decreto de 23 de julio de 1821 sobre
honores a los triunfadores de la batalla de Carabobo, a saber:
Primera
Inscripción. Día 24 de junio
de 1821. Simón Bolívar, vencedor, aseguró la existencia de la República de
Colombia; haciéndose mención después, de las personas que formaron el
Estado Mayor General del Ejército patriota en aquella batalla.
Segunda
Inscripción. El nombre del General en Jefe de la Primera
División del Ejército vencedor y los nombres de los regimientos y batallones de
que ella se componía, con los de sus respectivos Comandantes.
Tercera
Inscripción. El nombre del General en Jefe de la Segunda
División del Ejército vencedor y los nombres de los regimientos y batallones de
que ella se componía, con los de sus respectivos Comandantes; estampándose
además las siguientes palabras: El General Manuel Cedeño, honor de los
bravos de Colombia, murió venciendo en Carabobo. Ninguno más valiente que él.
Ninguno más obediente al Gobierno.
Cuarta
Inscripción. El nombre del
General en Jefe de la Tercera División del Ejército vencedor y los nombres de
los regimientos y batallones de que ella se componía, con los nombres de los
regimientos y batallones de que ella se componía, con los de sus respectivos
Comandantes, adicionándose esta inscripción con las siguientes palabras: El
intrépido joven General Ambrosio Plaza, animado de un heroísmo eminente, se
precipitó sobre un batallón enemigo. Colombia llora su muerte.
Artículo
3°. Por el Ministerio
de Obras Públicas se formará el proyecto de la obra con su respectivo
presupuesto, y su ejecución se hará con cargo al Capítulo IV del Presupuesto de
Gastos de dicho Departamento.
Artículo
4°. El presente
Decreto será refrendado por los Ministros del Despacho Ejecutivo.
Dado, firmado, sellado con el Sello del Ejecutivo
Federal y refrendado por los Ministros de Relaciones Interiores, de Relaciones
Exteriores, de Hacienda, de Guerra y Marina, de Fomento, de Obras Públicas y de
Instrucción Pública, en el Palacio Federal, en Caracas, a los veinte y tres
días del mes de marzo de mil novecientos veintiuno. –Año 111° de la Independencia y 63°
de la Federación.
DESCRIPCIÓN DEL ARCO DE CARABOBO
El Arco muestra alrededor de doscientas piezas ornamentales,
conformadas por altos relieves, medallones, talantes y cariátides, que fueron
modelados por el escultor Lorenzo González y el escultor Pedro María Basalo.
Como obras complementarias al Monumento, se construyeron: una avenida con una
longitud de 1.200
metros por 8 metros de ancho, que pasa bajo el Arco con
cunetas, desagües y alcantarillados; y una plaza de 8.000 metros cuadrados
de superficie, que rodea al Monumento.
Conforman el Arco dos columnas de forma piramidal,
cada una de las cuales rematan en una esfera de 2,20 metros de
diámetro, sobre la que se apoya una figura de 3,50 metros de altura
simbolizando La Paz (columna norte) y La Victoria (columna sur).
En la parte inferior de las columnas, se hallan
cuatro relieves en la cara oriental y occidental, enmarcados en el mismo
mortero y coronados por un medallón. En la columna sur, los altos relieves
representan a Bolívar y a Páez en escenas de la Batalla de Carabobo, y el
medallón lleva la fecha de 1821.
Estas columnas van unidas a un arco de 10 metros de altura que
simboliza el Ejército. En la parte superior del Arco, aparecen dos medallones
en alto relieve; en la cara oriental, el busto del General José Antonio Páez.
Coronando estos medallones, se ubicó un busto de 3 metros de altura en la
parte central del arco que representa la República.
EL MONUMENTO DE CARABOBO INAUGURADO EN 1930
Inauguración del Monumento a la Batalla
de Carabobo, aparece el Gral. Juan Vicente Gómez, rodeado del elemento oficial
y distinguidas personalidades, el 19 de diciembre de 1930.
Se
debe este Monumento, que es sin duda alguna el más grandioso de cuantos se han
levantado a la gloria del Libertador Simón Bolívar, a la noble iniciativa del
Benemérito General Juan Vicente Gómez, y conforme al Decreto del 1 de noviembre
de 1929, se ha erigido en el propio campo donde se libró la grande y decisiva batalla
de Carabobo. Como trabajo preliminar de este colosal Monumento se hizo una
bifurcación de la carretera Valencia-Tocuyito-Tinaquillo en tal forma que los
dos ramales circunscriben toda el área de aquél. La Carretera Valencia-Campo de
Carabobo (Edo. Carabobo), fue inaugurada el 18 de diciembre de 1930 y la
histórica inauguración del Monumento del Campo de Carabobo, el 19 de diciembre
de 1930.
Vista parcial del Monumento a la Batalla de Carabobo, soberbio homenaje del Gral. Juan Vicente Gómez a la consagración de la gloria del Libertador Simón Bolívar, inaugurado el 19 de diciembre de 1930.
Consta
el Monumento de una parte central principal y de dos alegorías laterales. La
parte central principal descansa sobre un pedestal de base rectangular y tiene
dos alas laterales que también son de base rectangular. En la parte superior del
pedestal del centro, sobre un pedestal especial, descansa la estatua ecuestre
del Libertador y sobre dos pedestales laterales más bajos, a derecha e
izquierda, van colocadas quince estatuas, que forman, con la figura central,
una sola composición alegórica.
La
rocalla de la parte central fue traída de los morrillos de “La Puerta”, a fin
de que se realizase la feliz y patriótica sugestión del General Gómez, de que
aquellos arcos que fueron testigos de los reveses del Héroe constituyan ahora
inconmovible Monumento de su glorificación. La estatua ecuestre del Libertador
es de cuatro veces el tamaño natural y representa a Bolívar en actitud de
dirigir el combate. A ambos lados del corcel del Libertador las figuras del Genio
y de la Gloria, aparecen en actitud de guiar los pasos del inmortal guerrero. Las
estatuas ecuestres de Páez, Cedeño, Plaza y Urdaneta escoltan al Libertador y
van colocadas dos a cada lado.
Adosada
a la cara anterior del pedestal central está la alegoría del Altar de la
Patria, que consiste en un Monumento
en forma de pirámide escalonada de siete peldaños con una
estrella en relieve, grabada en bronce, cada una, y que simbolizan las siete
provincias que constituían la Capitanía General de Venezuela en donde se ubica un grupo escultórico alegórico a los
héroes que participaron en la batalla de Carabobo.
A
continuación de la parte superior de esta escalinata existe una lápida de
piedra en declive, con adornos de bronce, que lleva la siguiente inscripción:
XVII DE DICIEMBRE DE MCCMXXX
“LA PATRIA AGRADECIDA CONSAGRA ESTE
MONUMENTO, ALTAR DE PEREMNE VENERACIÓN, A LA MEMORIA DE BOLÍVAR Y DE LOS
ÍNCLlTOS GUERREROS QUE VENCIERON EN CARABOBO POR SU INDEPENDENCIA Y POR, SU
GLORIA”.
A
continuación de esta lápida, en su parte superior, existe una base semicircular
con dos gradas en declive y sobre ella descansa una alegoría de tres figuras de
bronce, representativas de la raza española, la indígena americana, y la iberoamericana
surgida de ambas. La figura alegórica de la nueva raza está colocada en el centro,
estrechando en sus brazos a las otras dos figuras, y de ellas pende una
guirnalda que termina en el primer escalón de la base, en un escudo de
Venezuela construido con mosaico veneciano.
La
parte central principal consta, además, de dos alas laterales, constituidas por
dos pedestales de base rectangular y que se insertan en los extremos del
pedestal central, uniéndose a él en dos planos inclinados. Sobre estos planos
están representados en altos relieves de bronce, dos relojes de sol que simulan
la hora del comienzo de la batalla y la hora de la victoria, el primero a la
derecha y el segundo a la izquierda de la figura central de Bolívar.
Estos
cuerpos laterales están cubiertos por ambas caras de altos relieves de bronce
rematados en grupos esculturales destacados encima de los pedestales, avanzando
hacia el frente del Monumento. Estos altos relieves y estatuas aún no han sido colocados
en su sitio.
En
la cara anterior de la base del pedestal principal, de ambos lados del grupo
central, están dos lápidas conmemorativas de piedra. La de la derecha del
Libertador lleva la siguiente inscripción:
“LA VICTORIA DE CARABOBO ALCANZADA EL 24
DE JUNIO DE 1821 POR EL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR, CORONÓ LA GLORIOSA EMPRESA
INICIADA EL 19 DE ABRIL DE 1810”.
La
lápida a la izquierda del Libertador lleva la siguiente inscripción:
“EL EJECUTIVO FEDERAL DE VENEZUELA, Al
ERIGIR ESTE MONUMENTO SE HA INSPIRADO EN LA NOBLE INICIATIVA DEL BENEMÉRITO
GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ, QUIEN CONCIBIÓ LA IDEA DE ESTE HOMENAJE”.
El
grandioso Monumento es obra del notable escultor español Antonio Rodríguez del
Villar. Las dos alegorías separadas descansan en pedestales rectangulares,
colocados a izquierda y derecha del Monumento central. Ambas alegorías llevan
una estatua central de bronce, y a su lado dos leones también de bronce y en la
cara anterior del pedestal, a derecha e izquierda, los escudos de Venezuela y
España en mosaico veneciano. Cada alegoría está rematada por un cóndor de
bronce con las alas desplegadas. La figura lateral que queda a la derecha de
Bolívar representa a Venezuela y la otra a España.
A ambos lados de cada una y como símbolo de fortaleza,
dos leones en actitud vigilante descansan sobre los escudos, en mosaico
veneciano, de Venezuela y España. En la cumbre de ambas pirámides, dos cóndores
en bronce con las alas desplegadas simbolizan la igualdad entre las dos
naciones.
Vista de una de las alegorías laterales
del Monumento.
Manteniendo la axialidad del conjunto, al cual rodea
un gran parque, se construye en ese mismo momento la Avenida de los Héroes,
bordeada por un grupo de dieciséis bustos de bronce colocados sobre las bases
de granito, obras de Antonio Rodríguez del Villar, que representan, en el lado
izquierdo a: José Antonio Páez, Ambrosio Plaza, José Francisco Bermúdez, Santiago
Mariño, Thomas Ildeston Farriar, José Cornelio Muñoz, Miguel Antonio Vásquez y
Manuel Manrique. Del lado derecho están ubicados: Manuel Cedeño, Rafael
Urdaneta, Pedro Briceño Méndez, Bartolomé Salom, Antonio Rangel, Juan José
Rondón, Diego Ibarra y Pedro Camejo, el "Negro Primero".
EXTRACTO DEL DISCURSO PRONUNCIADO EN EL
CAMPO DE CARABOBO POR EL DOCTOR RAFAEL REQUENA, EL DÍA DE SU SOLEMNE INAUGURACIÓN.
Señores:
A
fuerza de patriota y de civilizador el General Juan Vicente Gómez concibió con
notable acierto el soberbio Monumento que contemplamos. Aquí mismo lo oímos,
hace poco, describiendo, al ilustre escultor español Rodríguez del Villar, cómo
debía ejecutarse esta grandiosa obra, que con tanta fidelidad y competencia ha
llevado a cabo el artista.
La
idea es feliz y la ejecución maravillosa: Los Monumentos laterales muestran
que, después de la lucha habida entre Venezuela y España, simbolizadas en
cóndores y leones, respectivamente, éstos han quedado custodiando los emblemas
de ambas naciones, mientras aquéllos, posados en las cúspides, recogen, con las
alas abiertas, para llevarlo a mayores alturas, el homenaje que los dos pueblos
rinden a la gloria del Libertador, honor excelso de la raza.
Las
figuras que personifican estas naciones sostienen sobre el pecho lámparas
votivas donde arde perpetuamente la llama de la gratitud por los paladines que
evidenciaron en la lucha grandes virtudes heredadas. Sobre un macizo de piedras
milenarias, bañadas con sangre de héroes en las jornadas de “La Puerta”, y que
el General Gómez hizo trasladar a este sitio, descansa el sólido pedestal de granito
del Monumento central, que comienza con siete escalones, sellado cada uno con
una estrella, representando las siete provincias de que se componía Venezuela.
El General Juan Vicente
Gómez señalando las piedras traídas de “La Puerta” (Edo. Guárico) que hizo
trasladar en desagravio por las tres derrotas del Ejército Libertador ocurridas
en ese sitio y para perpetuar la memoria de nuestros héroes de la Independencia
en el Monumento de Carabobo.
A
derecha e izquierda del pedestal, sendos bajos-relieves marcan: uno, con espadas,
las once de la mañana, momento en que comenzó la lucha: y otro, con ramas de
laurel, las doce del día, hora en que se decidió la batalla con el triunfo de
nuestra armas. En el centro, en grupo alegórico, se ostenta vigorosa la nueva
raza formada por la unión espiritual de los dos pueblos. A los lados de ese
grupo, en plano superior, hay cuatro estatuas ecuestres, y seguirán otras de
igual talla, con una representación completa de los Jefes y las armas que se
distinguieron en la lucha.
Coronando
el Monumento, como llevado por el empuje ciclópeo de bravos combatientes, sobre
los hombros de la Fama, aparece, en arrogante corcel, asistido por el Genio y
la Victoria, la figura culminante: Bolívar, señalando con el índice, a la
veneración de todos los tiempos, el sacrosanto lugar donde quedó asegurada
nuestra Independencia, y con ella la de toda la América Española.
¡Qué
Monumento tan suntuoso y qué base tan gloriosa! El alma de esas piedras de “La
Puerta” lloró, sufrida, los desastres de las huestes patriotas en aquel sitio;
pero, en justa compensación, tuvo el alborozo de ver los primeros destellos de
la paz en la espada vencedora del General Gómez. Hoy contempla confundidas
derrotas y victorias en este Monumento que perpetúa la gloria inmortal de Carabobo
y simboliza el triunfo definitivo de nuestra Independencia.
De
todas las enseñanzas que dejó Bolívar a la posteridad ninguna más conmovedora
que la de haberse erguido en las derrotas con el espíritu intacto y el corazón
entero. Aquel hombre extraordinario sabía, coronar sus noches con radiantes
auroras. Con los desastres de “La Puerta” sintió multiplicadas aquellas
energías que hicieron decir al Conde de Cartagena que era más temible en la
derrota que en el triunfo. Esa virtud de no doblegarse en la adversidad y de
perseverar en la lucha es la que ha querido inmortalizar el General Gómez al
colocar las piedras que contemplaron los fracasos de Bolívar como base de los
bronces que proclaman hoy su gloria.
¡Salve,
Monumento glorioso!, que evocas los días leyendarios de la Magna Gesta y serás
constancia eterna de cómo se elevan los pueblos dirigidos por el sano
patriotismo. Con el arco que te sirve de pórtico y con tu soberbia construcción
ha realizado el General Juan Vicente Gómez de manera espléndida el decreto del
Congreso de Cúcuta que ordenó levantar una columna ática para recordar a la
posteridad la gloria de Carabobo. Debía tocar también el pago de esa deuda
moral a este hijo de Venezuela, el gran glorificador de Bolívar predestinado
para la continuación de su obra, para la conmemoración de las grandes
efemérides de la patria y para las justicieras reparaciones de su historia.
Asistimos
también en este día a la inhumación de los restos del Soldado Desconocido de la
Independencia, hallados en el campo de Ayacucho y mandados a depositar en esta
tierra de Carabobo por la providente justicia del General Juan Vicente Gómez.
Ningún sitio más a propósito que este campo inmortal para guardar los despojos
de ese héroe anónimo, que, fascinado por Bolívar, hizo con el gran guerrero la
campaña sin igual en los fastos de Marte y contribuyó con su sangre al triunfo
de la Libertad.
Conducción de los restos del Soldado
Desconocido al Arco de Carabobo. 19 de Diciembre de 1930.
Soldado
heroico, ya puedes descansar tranquilo en el seno de esta tierra, satisfecho de
la suerte de tus hermanos, los hijos del noble pueblo venezolano. Educados
ellos en la escuela del civismo, durante cuatro lustros de paz proficua, y con
plena conciencia de sus derechos a la vida civilizada, no son ya, como antaño,
fácil presa de los ambiciosos para el motín y la guerra; no empuñan el fusil
fratricida del faccioso, sino las herramientas del trabajo o las armas del
ejército que garantizan la vida ciudadana y mantiene el decoro nacional. ¡Soldado
glorioso, descansa en paz!...
Hace
diez años que en este mismo campo, con el carácter de Presidente del Congreso, me
cupo la honra de llevar la palabra del Soberano Cuerpo para declarar “urbi et
orbe” que el General Juan Vicente Gómez era el hombre necesario para regir
nuestros destinos en el presente y en el porvenir. Los sucesos ocurridos en ese
lapso han probado que no se equivocaron los Representantes del pueblo: la
esperanza de un porvenir risueño se ha convertido en la brillante realidad del presente
que contemplamos con legítimo orgullo.
Cuando
casi todas las naciones del orbe luchan por resolver serios problemas
políticos, económicos o raciales; se desangran los pueblos en las luchas
armadas o se asfixian en los tentáculos del pulpo de los empréstitos, y la ola
roja del bolchevismo, se agita en los mares o invade toda la tierra,
dislocándolo todo, en un crudo ataque de demencia; destruyéndolo todo, con
furia de ciclón, Venezuela, pregonémoslo con júbilo, presenta el edificante
ejemplo de un país orientado definitivamente por los senderos del orden.
Con
progreso creciente y en pleno goce de su autonomía política y social; trofeos,
esos, que sintetizan las grandes conquistas alcanzadas en su vida cívica y que
colocan hoy sobre la tumba de su Libertador como el más digno homenaje a su
venerada memoria.
¡Gracias,
General Gómez! Gracias, a nombre de todos los pueblos de Venezuela. Porque,
¿quién puede negar su gratitud al fervoroso patriota que ha tenido la gloria de
preparar esta hermosa ofrenda a los manes de Bolívar?
Nadie
ha podido olvidar el desastroso estado en que se hallaba el país cuando
entrasteis a presidir su Gobierno: sangrante y desmoralizado por las
revoluciones, en bancarrota su hacienda, bloqueado por deudas, relajados todos
los resortes de la administración y rotas sus relaciones con casi todos los
pueblos de la tierra. ¡Aquello era el caos! Y de él hicisteis surgir la
Venezuela moderna, organizada y próspera, con asiento en la Sociedad de las
Naciones, donde alcanza el honor de la consagración universal de su Héroe
Máximo, el vidente precursor de la Institución más noble que haya concebido la
inteligencia humana.
La
figura de Bolívar, como la de todo creador, crece en la relación con la
prosperidad de su obra; y Venezuela puede estar orgullosa de contribuir a ello
mostrando los principales progresos que ha alcanzado: estabilizar el orden,
sanear material y moralmente el país, fundar Bancos protectores de las
industrias madres y del obrero, educar al pueblo, darle pan en todo género de
trabajos públicos, organizar ejército y aviación, cruzar de carreteras modernas
todo el territorio, erigir Monumentos dignos de la memoria de los héroes, y
finalmente, pagar en su totalidad la enorme deuda que pesaba sobre sus finanzas
presentándose al mundo como ejemplo único de perfecta solvencia en la vida
actual de las naciones.
Nadie
ha honrado mejor que vos la memoria de Bolívar, ciudadano General, porque
habéis tenido por lema su elevado pensamiento: “La gloria está en ser bueno y
en ser útil”. Está plenamente demostrado, con hechos que, después de los
libertadores, sois el venezolano que más beneficios ha proporcionado a la
Patria.
Podéis
estar seguro en la estabilidad de vuestra obra, porque ella ha penetrado en el
corazón del pueblo y captado su eterna gratitud. No habéis erigido estatuas
para perpetuar vuestra memoria; pero la posteridad os verá sobre un pedestal
muy alto: el de esas carreteras que se empinan hasta las cumbres de los Andes,
disputando a los cóndores la altura, para pregonar a todos los vientos las
conquistas de la Venezuela rehabilitada, conforme a los anhelos de nuestro
Héroe Epónimo.
¡Padre
Libertador! Ante este altar que la Patria regenerada consagra a tu memoria,
hacemos tus buenos hijos la promesa de continuar fieles a tu gloria, laborando
en el seno de la paz, única atmósfera propicia al bien, por la prosperidad y
ventura de esta tierra que te adora. Un pueblo agradecido y un ejército de
leales, guiados por la espada vencedora en “La Puerta” y “Ciudad Bolívar”,
garantizan el cumplimiento de esta promesa.
19
DE DICIEMBRE DE 1930.
El 18
de diciembre de 1930 diez mil soldados de Venezuela, al mando del Comandante en
Jefe del Ejército Nacional, General Juan Vicente Gómez, rindieron grandiosos
honores militares en el Campo de Carabobo ante el Monumento que acabamos de
describir.
De
la Memoria de Guerra y Marina, presentada al Congreso Nacional, tomamos el
extracto de un interesante Informe, transmitido al Comandante en Jefe del
Ejército Nacional, General Juan Vicente Gómez, por el General Eleazar López Contreras,
Jefe de Estado Mayor General interino, sobre la cooperación del Ejército
Nacional en la conmemoración del Centenario de la muerte del Padre de la
Patria:
Ciudadano
General Juan Vicente Gómez
Comandante en Jefe del Ejército.
Presente.
Honor
y satisfacción me proporciona la oportunidad de dirigirme ante la Suprema
Autoridad Militar de la República, que usted dignamente representa, para cumplir
con el deber que me incumbe, en mi carácter de Jefe del Estado Mayor General,
interino, de rendir un informe circunstancial de la cooperación que cupo en
honra prestar a la Institución Armada en la conmemoración del Centenario de la
muerte del Libertador, de conformidad con el Decreto Ejecutivo del 29 de
noviembre próximo pasado.
Para
la fecha en que fui distinguido por usted con el honorífico cargo de Jefe de
Estado Mayor General, con carácter de interino, se encontraban en plena
ejecución las órdenes e instrucciones que usted había tenido a bien impartir a
los fines de la preparación del organismo armado para cumplir en la forma más
amplia, la parte que debía corresponderle en dicha conmemoración.
Probada
la eficacia del Ejército creado por usted, se han podido apreciar las grandes
facilidades que prestan las carreteras para la movilización de las tropas y es
a ese progreso alcanzado por sus esfuerzos de estadista que se debe el que la
mayor parte de las Unidades Superiores, pudieran recorrer centenares de kilómetros
desde sus acantonamientos, concentrarse en el Campo Histórico y volver a su
punto de partida en el limitado espacio de cuarenta y ocho horas.
Entra
en el cuadro de nuestra apreciación militar y patriótica el soberbio espectáculo
de su presentación a la cabeza del Gran Ejército, ante el grandioso Monumento,
que por iniciativa de usted ha consagrado el Gobierno de la República a los
héroes de la Inmortal Jornada y a la máxima glorificación de nuestro Padre y Libertador.
Corresponde
la magnitud de este Monumento a la grandiosidad de aquel Campo, creado por el
Supremo Artífice, propicio a los mayores esfuerzos, sacrificios, negaciones y
heroísmos. Una serie de hermosas colinas, separadas por montículos, arroyos y
vertientes, representan la vida de los más esforzados combatientes de la
jornada del 24 de junio de 1821. En el centro del mayor agrupamiento se destaca
la consagrada a perpetuar la memoria de Bolívar, EL GRANDE ENTRE LOS GRANDES,
que por una rara coincidencia lleva el nombre simbólico de La Centella, y
efectivamente, Bolívar fue rayo de potencialidad incomparable por sus ideas,
sentimientos, carácter, voluntad y acción. Vivió como entre llamas y lo era.
Ama, y lo que dice es como florón de fuego. Como el sol llega a creerse, por lo
que deshiela y fecunda y por lo que ilumina y abrasa.
Felices
los que pudimos ir bajo el mando de usted en peregrinación patriótica a ese
inmenso Santuario de la Libertad, tierra regada con la sangre generosa del
pueblo venezolano, donde nos sentimos purificados siguiendo las huellas
gloriosas que marcaron las vencedoras huestes bolivarianas y la que dejaron los
indómitos soldados del Valencey en retirada, pero muy en alto el honor de su
bandera y el prestigio de nuestra madre España.
Puede
usted estar satisfecho, en el justo orgullo que mantiene de ser el Primer Bolivariano
de América, de que el Ejército de 10.000 hombres que ha tenido la gloria de
asistir al Campo de Carabobo bajo las inmediatas órdenes de usted, fiel a la
República y a sus tradiciones históricas, fortaleció su espíritu de disciplina,
de lealtad y de patriotismo, después de recorrer el itinerario de marcha, que
siguieron las Huestes Libertadoras y vivaquear bajo esa comba celeste que se
apoya en crestas de montaña que circundan el Santuario de la Libertad, a la vez
que forman la Vía Sacra, por donde remontaron, en ascensión gloriosa e
inmortal, guiados por Bolívar, los soldados de la Gran Colombia”.
Dios
y Federación,
(Firmado). ELEAZAR LÓPEZ CONTRERAS.
General. J. E. M.G. interino.
Puede disfrutar un video sobre la historia de la
construcción del Arco de Carabobo (1921) y el Monumento bautizado como
"Altar de la Patria" (1930), para perpetuar la memoria de los héroes
de la independencia por orden del Benemérito General Juan Vicente Gómez. Cinesa.
Año 2001:
Puede disfrutar un video con imágenes
originales históricas de la época filmadas por don Edgar Anzola del Gral. Juan
Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, quien ordenó la
construcción del Arco (1921) y el Monumento (1930) en el glorioso Campo de
Carabobo: